Opinión

Victoria perfecta vs. metáfora del desastre

El país se apresta para la confrontación electoral entre el desastre y la victoria perfecta

Mientras figuras como el papa Francisco solicitan promover la reconciliación y piden a la CEV fomentar el diálogo, el país se apresta para la confrontación electoral entre el desastre y la victoria perfecta.

En esta etapa de una -nada oculta o disimulada- campaña preelectoral, la oposición construye su discurso y estrategia en torno a la metáfora del desastre natural. Mientras tanto, para el gobierno, el elemento central de la estrategia discursiva es la victoria perfecta, una más en la gesta emancipadora. 

Las metáforas, en tanto elemento alegórico, manifiestan algo que no necesariamente se dice explícitamente, pero se intuye y se comprende gracias a la asociación de conceptos y vivencias

La campaña del gobierno tiene como elemento simbólico central “la victoria perfecta” en conjunción con “la unión popular para defender la patria (…) y despejar el camino”. Una victoria acechada por algunos peligros que señala el presidente Maduro: “No hay victorias predestinadas, hay que constituirlas y luego disfrutarlas”. “Necesitamos una gran victoria política (…) para despejar el camino” y asegurar la paz del país. 

La metáfora del desastre se ha hecho parte de la vida cotidiana de ciertos sectores de la sociedad y se impone gracias a su efecto persuasivo. Desde ciertos medios de difusión -radio, prensa y TV- la metáfora del desastre es práctica común con independencia del tipo de programa, tema o asunto. Se acude al lenguaje de la crisis y, desde allí, se emplean formas de filtrar la información, interpretarla y comunicarla al público. En la narración del desastre, palabras y símbolos propios de desastres naturales -deslave, terremoto, tsunami, tempestades, erosión- son reinterpretadas asignándoles una nueva noción. Ante ello, se impone la reconstrucción, recuperación, reactivación, recogida de los escombros, el rescate y así solventar “este desastre”. 

Estamos en presencia de un ejercicio periodístico orientado a la metáfora del desastre, perversamente instaurada en los procesos de comunicación, que promueve una solidaridad en torno al desastre y apuesta por que esa solidaridad se transforme en una fuerza político-electoral. Las elecciones del 6-D se convierten así para la oposición, y para quienes claudiquen ante la metáfora del desastre, en el último chance antes del abismo. 

maryclens@yahoo.com

/N.A

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