A medida que el virus del COVID-19 se propaga por Estados Unidos (EEUU), se registra un incremento vertiginoso en los niveles de demanda del oro, ante un marcado déficit en la venta libre que impide satisfacer a los compradores.
Según el diario estadounidense The Wall Street Journal, los distribuidores del metal más codiciado ya vendieron todas sus reservas e incluso comenzaron a cerrar las puertas, trayendo como consecuencia una grave escasez de lingotes y monedas de oro.