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Noel «Chita» Sanvicente: Aprendiendo a gobernar

El director técnico de la Selección Nacional de Fútbol encara una difícil Copa América que marcará su debut oficial en el cargo. Experto en levantar pequeños equipos, el guayanés ya siente la presión de quienes lo aclamaron hace apenas unos meses y ahora parecen dominados por la impaciencia

No se trata de política, sino de fútbol, pero a Noel “Chita” Sanvicente le está pasando como a esos dirigentes que, desde el campo de la oposición, encarnan tanto el sentir general, la voluntad de las grandes masas, que luego, cuando llegan a una responsabilidad de gobierno, la gente no les tiene mucha paciencia.

Sanvicente fue vocero de la frustración nacional luego del descomunal y fallido esfuerzo por clasificarse al Mundial de Brasil 2014. En especial, mucha gente se identificó con sus punzantes críticas porque no iban dirigidas a los jugadores ni al director técnico de entonces, César Farías, sino a la cúpula casi aristocrática y vitalicia que maneja la Federación Venezolana de Fútbol, filial de esa especie de Cosa Nostra planetaria llamada FIFA.

Tras la salida de Farías, esa misma cúpula le entregó la batuta de la Vinotinto de nuestros tormentos a Chita, natural de San Félix, nacido en 1964. Y ahora, con apenas unos ocho meses en ese cargo, está a las puertas de una Copa América de la que los expertos no esperan nada positivo. El profesor Sanvicente está experimentando en carne propia lo que significa ser “el gobierno”.

El clima no es bueno para él, pues de los ocho partidos realizados por el seleccionado durante su “mandato” ha logrado ganar solo tres y, más allá de los resultados, ha dejado la sensación de ir sin rumbo cierto, ensayando una cosa y otra. “Ni él mismo se esperaba un comienzo tan duro como el que está teniendo”, asegura el comentarista Armando García en la web forovinotinto.com

A Chita se le vio pidiendo paciencia luego de caer ante Jamaica en el penúltimo compromiso antes de la copa que se disputará en Chile. Ni siquiera la victoria ante Perú, rival directo en la fase eliminatoria de ese torneo (los otros dos son Brasil y Colombia… ¡uff!), atenuó los chillidos de una fanaticada que teme lo peor. Tal vez adelantándose a lo que se espera que ocurra, el seleccionador ha dicho que cambiaría dos copas América tan solo por clasificar al Mundial de Rusia 2018.

Comentaristas de panadería y carrito por puesto dicen que la prensa —principalmente por la tirria contra Faría— ayudó a crear expectativas insensatas acerca de lo que podría lograr Chita a corto plazo. Su trayectoria contribuyó a forjar esas esperanzas, pues ha resucitado más de un muerto. Hizo del Caracas Fútbol Club un equipo multicampeón en Venezuela y un rival de cuidado en los exigentes predios de la Copa Libertadores de América, y luego llevó a la cima al pequeño Zamora Fútbol Club. Estas hazañas han hecho que Sanvicente parezca el David capaz de vencer a Goliat, justo lo que necesita Venezuela en este continente de titanes.

Chita, retirado prematuramente como jugador debido a una lesión en la rodilla, es considerado un técnico de la escuela más actualizada, que utiliza mucho el video para detectar y corregir las fallas. Admirador del fútbol inglés, está convencido de que este deporte es hoy para los jugadores inteligentes, capaces de comprender la táctica y desempeñarse en más de una posición. Su desiderátum es controlar el balón tanto tiempo como sea posible. “Si tienes la pelota, ¿cómo te va a hacer goles el otro equipo?”, razona. Su filosofía futbolística se completa con otra máxima: “El que se equivoque menos, gana”… Más o menos como estar en el gobierno, pues.

POR CLODOVALDO HERNÁNDEZ

/N.A

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