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Milagro argentino abre paso a la beatificación de Juan Pablo I

Tras el milagro de una pequeña que padecía 'encefalopatía inflamatoria aguda severa'

El Papa Francisco autorizó el decreto por el cual se permitirá beatificar a Juan Pablo I tras el milagro de una pequeña que padecía “encefalopatía inflamatoria aguda severa, enfermedad epiléptica refractaria maligna, y shock séptico”, ocurrido el 23 de julio de 2011 en Buenos Aires, Argentina, reseñan agencias.

La vicepostuladora de la causa para la canonización, Stefania Falasca, anunció hace algunas semanas que el consejo médico que examinó el caso de la niña argentina «dictaminó por unanimidad que la curación era científicamente inexplicable».

La causa de canonización de Juan Pablo I se abrió en noviembre de 2003, veinticinco años después de su muerte y terminó en noviembre de 2017 con el decreto sancionado por el papa Francisco, que proclamó las virtudes heroicas de Juan Pablo I, señala EFE.

El cuadro de Candela Giarda empeoró rápidamente y derivó en una internación en terapia intensiva, en coma y con respirador, tras la cual fue derivada a la Clínica Favaloro donde los especialistas concluyeron que padecía FIRES, un síndrome epiléptico por infección febril, refieren las agencias internacionales.

Candela tenía 11 años cuando en marzo de 2011 contrajo una enfermedad de encefalopatía que, por su gravedad, debió ser trasladada desde la ciudad de Paraná natal, en la provincia de Entre Ríos (este), a Buenos Aires, para internarse en la clínica de la Fundación Favaloro.

Su estado se agravó y, el 22 de julio de 2011, los médicos que la atendían le explicaron a Roxana que la niña ya no tenía expectativas de vida y que no pasaría de esa noche.

Cuando Candela empeoró, Roxana fue a la parroquia a la que pertenecía el hospital, donde siempre asistía a rezar, a buscar al párroco José Dabusti para pedirle que fuera a darle una bendición a su hija.

A llegar a la clínica, el sacerdote encontró a la niña en un estado muy grave. “Estaba dura, fría”, cuenta Roxana.

Dabusti propuso pedirle a Dios por intermedio del papa Juan Pablo I —al que le había tomado un gran afecto— la curación de Candela, y rezaron todos juntos.

A la mañana siguiente, Candela mostró una ligera mejoría y fue progresando en los días siguientes. Los médicos y las enfermeras estaban sorprendidos de la mejora. En agosto salió de terapia intensiva y en septiembre dejó la clínica.

“Es algo fuerte lo que viví”, reconoce Candela, quien considera que su experiencia es un ejemplo para la gente: “Para mí sí le sirve, para que tengan fe y crean”.

Para su recuperación, estuvo casi un año en posición fetal. Debió aprender a comer, a caminar, a hablar. En 2013 cedieron las convulsiones y le quitaron la medicación. En 2014 recuperó el habla y la memoria. Hoy en día se encuentra totalmente sana.

Posteriormente, el papa Francisco le atribuyó a Juan Pablo I, cuyo pontificado fue uno de los más cortos de la historia, de sólo 33 días en 1978, el milagro para ser beatificado próximamente.

Debe ocurrir un segundo milagro aprobado por el Vaticano para que sea declarado santo.

 

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