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Francisco Fajardo: El mestizo favorito de la historia tradicional

El epónimo de la principal autopista de Caracas fue un mestizo que luchó a favor del Rey de España y en contra de los pobladores originarios del Valle. Por ello fue elevado al rango de héroe por la historia oficial hasta que, últimamente, sus “hazañas” han sido cuestionadas. A pesar de sus servicios a la Corona, fue ahorcado y descuartizado por una autoridad colonial

En Caracas todo el mundo ha oído hablar de Francisco Fajardo, pero pocos saben quién es Francisco Fajardo. Han oído hablar de él porque es epónimo de la autopista más larga de la ciudad, la que la atraviesa de banda a banda, desde Caricuao hasta Petare. Pero pocos saben lo que hizo este hombre para merecer tal honor.

Los historiadores eurocéntricos le atribuyen algo heroico: fue el precursor de la conquista española del valle donde se asienta la capital de Venezuela, antes de que por acá llegara Diego de Losada con sus perros devoradores de indios. Y, además, lo hizo siendo un mestizo provinciano. Mucha gente se preguntará: ¿qué mérito tiene eso? ¿Acaso haber iniciado el proceso de despojo de los habitantes originarios de esta zona del país puede considerarse una hazaña? ¿El hecho de ser mestizo y trabajar para el rey, en contra de los indígenas, es algo digno de sentirse orgulloso?

Bueno, bajo el enfoque histórico de la Cuarta República, la respuesta a esas preguntas era sí. O, más bien, nadie se hacía esas preguntas. En todo caso, ha sido el mestizo favorito de la historia tradicional.

Fajardo nació en 1524 en El Poblado, en el corazón de la isla de Margarita, hijo de un alto funcionario español y una mujer guaiquerí que, según la crónica de la época, era cacica. Aprovechaba su condición de mestizo para relacionarse por igual con blancos e indígenas. De hecho, sus acompañantes en las aventuras conquistadoras eran, en su mayoría, guaiqueríes. La versión sostenida hasta ahora indica que venció la resistencia de los fieros Caracas e instaló el hato San Francisco, en la zona donde ahora está Fuerte Tiuna. La información es poco clara acerca de cuántas muertes costó esa conquista. Incluso, se ha llegado a pintar una estampa edulcorada, en la que todo ocurrió de manera pacífica. La historia en revisión, en la actualidad, hace ver que es absurdo suponer eso. Sabiendo lo aguerridos que eran los Caracas, es lógico suponer que el proceso se dio a sangre y fuego.
En días recientes, tanto el presidente Nicolás Maduro como el alcalde Jorge Rodríguez han apretado la llaga al afirmar que es un contrasentido que la principal vía expresa de la ciudad lleve el nombre de un genocida de los primeros habitantes de esta región.

El escritor margariteño Francisco Suniaga ha salido en defensa de su paisano. Dice que no hay prueba alguna de que Fajardo haya cometido alguna matanza y exige que se presenten documentos históricos. Argumenta que no se puede juzgar a una persona que vivió en el siglo XVI con los parámetros morales y legales de estos tiempos. Eso es irrefutable, pero la verdad es que quien le puso el nombre de Fajardo a la autopista también lo juzgó, y no se limitó a declararlo inocente sino que lo elevó al rango de héroe.

Pese a sus buenos servicios a la causa del rey español, Fajardo nunca fue plenamente admitido por la clase dominante, dada su condición de mitad blanco, mitad indígena. A pesar del arrojo que demostró cuando fue enviado a enfrentarse nada menos que con Lope de Aguirre, el renombrado “Tirano”, en Margarita, siguió teniendo peligrosos enemigos ibéricos. En 1864, rozando apenas los 40 años, fue capturado, juzgado y sentenciado a muerte por uno de ellos, el justicia mayor de Cumaná, Alonso Cobos. Lo ahorcaron y, no conformes con ello, picaron su cadáver en cuatro pedazos. Luego, el mismo Cobos fue detenido, llevado a Margarita, ahorcado y descuartizado. Así se comportaban aquellos hombres que decían que los indígenas eran unos salvajes.

POR CLODOVALDO HERNÁNDEZ 
CLODOHER@YAHOO.COM

/N.A

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