Opinión

Capitalismo bachaco-narco-paraco

Si mi caletre marxista no se ha evaporado, los modos de producción son: comunismo primitivo, modo de producción asiático, esclavismo, feudalismo y capitalismo

Si mi caletre marxista no se ha evaporado, los modos de producción son: comunismo primitivo, modo de producción asiático, esclavismo, feudalismo y capitalismo. Tal vez el más estudiado, comenzando por los propios Marx y Engels, es el capitalismo. Lenin halló una variante: el imperialismo como fase superior del capitalismo. Sin pretensiones de teórico marxista, Cabrujas describió lo que llamó capitalismo guasón en un memorable artículo que describía cómo ciertos hongos italianos eran cagarrutas de paloma porque eran enlatados en Venezuela. He hablado de pilas nacionales que ya vienen descargadas; potes de leche en polvo llenos de aire; tirro que no pega, etc. Los productos nacionales son así y ahora ni hay, porque el capitalismo bachaquero los desorienta fuera de Venezuela.

Nuestro capitalismo guasón, es decir, rentista, sintetiza el capitalismo bachaco-narco-paraco, empeñado en romper marcas de lucro expedito. El Imperio lo fomenta, aprovecha y malcría. El de dame ese apartamento o te descuartizo. Viva. Con esta motosierra. Si la máquina de vapor fue el instrumento emblemático del capitalismo de la revolución industrial, la motosierra lo es del capitalismo bachaco-narco-paraco.

Se presiente en la novela Cantaclaro, de Rómulo Gallegos. El coronel Buitrago le engulló la finca a Juan, el veguero, lo que lo condenó a la ruina más solemne. Finalmente Juan lo mató a machetazos, lo quemó y “se murió como un pajarito”, agotado porque “fue el amo del machete que más roznó” en una revuelta aldeana en que Gallegos presagia el Caracazo. Cuando Gómez, si un gamonal quería a una muchacha había que dársela so pena de represalias a los hombres de la familia. Por eso a mi madre la retiraron de la escuela siendo niña.

Es el capitalismo sádico que nos quiere infligir el uribismo desde hace años, como desde hace años Luis Britto García, entre otros, viene denunciando la invasión taciturna de paramilitares. Se fueron atornillando, desplazando y/o absorbiendo el hampa local. Ahora va a costar desatascar ese tornillo aislado, pero no hay opción.

Mientras, la oposición sadomasoquista no quiere verlo y devora ávida la ridiculez macabra de que su sicariato es chavismo infiltrado. Ya despertará y verá el horror. Con escalofrío.

/N.A

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