Salud

Si no puedes parar de comer, échale la culpa a tu cerebro

Si sientes que a veces no puedes dejar de comer (aunque ya no tengas hambre), tal vez no se deba a tu falta de voluntad sino a un circuito cerebral que provoca que no puedas parar, de acuerdo a un estudio de la  Universidad de Georgia.

Y es que, comer compulsivamente además de generar obesidad, puede traer serios problemas a tu salud: diabetes, enfermedades cardiacas, derrames cerebrales, ciertos tipos de cáncer y otras más.

Comer mucho es por culpa del cerebro

Para los científicos es muy importante seguir investigando el hecho de comer compulsivamente y fueron los investigadores de la Universidad de Georgia, quienes identificaron un circuito cerebral implicado en la ingesta excesiva de alimentos, lo que abriría la posibilidad de desarrollar terapias que ayuden a las personas a controlar su alimentación.

Hay una fisiología subyacente en el cerebro que regula la capacidad de decir no a la alimentación compulsiva", dijo la responsable de la investigación, Emily Noble.

Los especialistas que participaron en el estudio analizaron la hormona concentradora de melanina (MCH), un tipo de transmisor que se desarrolla en la región del hipotálamo y que conlleva a la ingesta excesiva de alimentos.

Para descubrir este circuito cerebral, los científicos realizaron una serie de estudios en ratas que demostraron que la impulsividad es una función que está separada del hambre y de la motivación alimentaria. 

Los investigadores entrenaron a ratas para presionar una palanca y recibir una bolita rica en grasas y azúcares. El animal tenía que esperar 20 segundos para poder volver a presionarla y si lo hacía antes de tiempo tenía que esperar 20 segundos más.

En otra tarea, las ratas podían elegir entre dos palancas. Una liberaría un regalo único inmediato y la otra lanzaría un lote de cinco golosinas, pero cada 30-45 segundos. Las ratas presionarían la palanca para el tratamiento individual con más frecuencia que la otra palanca, a pesar de que habría entregado mucha más comida.

Tras el análisis, los expertos dijeron que "no tenemos la tecnología para corregir la impulsividad ahora. Sin embargo, entender que existe una vía que altera la impulsividad alimentaria sin afectar las propiedades gratificantes de los alimentos deliciosos abre la puerta a la posibilidad". 

¿Qué hacer para no comer compulsivamente?

Bebe agua, de preferencia 2 litros al día, de esta manera también tu estómago se sentirá saciado y no pedirá comida en cortos periodos de tiempo. 

Realiza alguna actividad relajante y que a la vez, te distraiga de los pensamientos obsesivos por comer. Sal a dar un paseo, date un baño con agua caliente o practica ejercicios de respiración.

Pon nombre a tu hambre. Si detrás de tu "adicción" al chocolate se esconde una emoción no resuelta, si ese trozo extra de pizza está calmando un corazón roto… en lugar de comer, escribe un diario en el que pongas nombre a lo que te corroe por dentro. 

Ahora ya lo sabes, comer mucho es por culpa del cerebro pero está en ti que ‘ordenes’ a tu cerebro para que, cuando quiera comer compulsivamente, lo frenes haciendo cualquier otra actividad. ¡Sí, se puede!

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