Deyna Castellanos: “Gracias a Dios apareció el fútbol”

Hasta el año 2013 permaneció en el anonimato que envolvía al fútbol femenino en el país, ya que entonces todas las miradas y cámaras apuntaban hacia el combinado masculino adulto

Apenas con cinco años de edad tuvo su primer contacto con el deporte que se convertiría en la gran pasión de su vida, el fútbol, a través del cual se ha hecho conocer por su gran capacidad goleadora.

Deyna Cristina Castellanos Naujenis nació el 18 de abril de 1999, dentro de unos días cumplirá 17 años y ya acumula títulos y reconocimientos en su sobresaliente campaña deportiva, especialmente en el plano internacional.

Hasta el año 2013 permaneció en el anonimato que envolvía al fútbol femenino en el país, ya que entonces todas las miradas y cámaras apuntaban hacia el combinado masculino adulto.

En 2012 fue llamada a la selección con apenas 13 años y al siguiente integró el equipo que acudió al Campeonato Suramericano Sub-17 en Asunción, Paraguay, en el que anotó dos goles y, de paso, se trajeron el título, convirtiéndose en la primera selección venezolana que gana un torneo avalado por la Confederación Suramericana de Fútbol (Conmebol).

Con ese triunfo clasificaron al Mundial de la categoría de 2014, en Costa Rica, donde Venezuela terminó en el cuarto lugar y Deyna compartió el título como goleadora (6) del torneo con la también venezolana Gabriela García.

En 2013 también estuvo con la selección en los Juegos Bolivarianos, en Perú, donde lograron plata y marcó tres goles.

Además del Mundial de Costa Rica, en 2014, acudió a los Juegos Olímpicos de la Juventud en Nankín, China, convirtiéndose en la goleadora de la cita, con siete, y el equipo ganó plata. Esa temporada debutó con la selección adulta en la Copa América femenina.

Este año, en marzo, Deyna regresó al Suramericano Sub-17 en Cabudare, Lara, donde revalidaron el campeonato y ella se adjudicó el título como máxima artillera (12), asegurando su segunda participación en un Mundial que tendrá lugar en Jordania entre los próximos meses de septiembre y octubre.

YA SON 12 AÑOS EN EL FÚTBOL

Han pasado 12 años desde su primer encuentro con el fútbol, aquel día en que, en su nativa Maracay, acudió con su madre a llevar a su hermano Álvaro, cinco años mayor que ella, quien para entonces practicaba ese deporte.

“Mientras la práctica de mi hijo estaba en marcha, ella tomó un balón y empezó a golpearlo contra la pared. Un entrenador la observó y me dijo que tenía talento”, recuerda su madre, Irene Naujenis.

Fue el inicio de la exitosa trayectoria de Deyna como futbolista y un alivio para su progenitora.

“De niña era muy inquieta, muy impulsiva y temeraria. No le tenía miedo a nada. Esa inquietud no hallaba yo cómo canalizarla. A pesar de que era tremenda, no era nada de maldad, tenía que mantenerla ocupada. Gracias a dios apareció el fútbol en su vida, a partir de allí cambió un poco, es muy simpática, no le tiene miedo a ninguna entrevista, a expresarse, no le tiene miedo a las cámaras”, asegura la orgullosa mamá.

Tampoco la amilanaron las tribunas del Estadio Metropolitano de Cabudare con más de 40 mil aficionados apoyando a la selección y muchos coreando su nombre en el partido final el 20 de marzo, nada menos que contra Brasil, al que derrotaron por 1-0 con su gol número 12 en el torneo.

“Estoy muy agradecida con los que fueron a apoyarnos”, dice la deportista y con razón, pues su madre asegura que “si hay una persona a quien le gusta que la vean jugando es a Deyna”.

¿QUIÉN DOMINÓ A QUIÉN?

Esa es la pregunta tras todos estos años. ¿Deyna terminó dominando al fútbol, o el fútbol a la inquieta Deyna de la infancia?

“Yo he dominado al fútbol. Se cómo medir las cosas, cuándo dejarlo para recuperarme, cuándo volver, pero sin duda alguna es parte de mí (…) Significa todo, pasión, entrega. Obviamente mi vida sin fútbol no sería como es ahorita y estoy agradecida por eso”.

Al verla correr desde el centro del campo, aproximarse al área, inalcanzable para sus oponentes, a pesar de su esfuerzo, ella denota placer. ¿Qué siente cuando lleva el balón por el gramado?

“Una relajación extrema, una zona de confort. El balón y yo que vamos rumbo a la portería y que será gol”, es su pensamiento y no le preocupa fallar.

“Cuando uno falla aprende a levantarse, yo me levanto y eso me ayuda mucho ”, argumenta.

Así como su forma de correr, en el campo también la distingue el número 9 en su camiseta. “Me encanta llevar el número nueve. Mi entrenador (Kenneth Zseremeta) me dice para que lleve el 10 y no he aceptado, por lo sentimental, desde pequeña lo he utilizado. Si lo sumas dos veces da como resultado 18 y esta cifra es importante para mí”, señala y acepta que tiene sus cábalas.

No lo dice, pero se trata de la fecha de su cumpleaños, 18 de abril, el mismo día en que nació otro gran deportista de Maracay y Venezuela, como es el caso del beisbolista Miguel Cabrera, el criollo con más jonrones en grandes ligas, ganador de la triple corona de bateo.

Él jonronero y ella goleadora, le decimos que hay quienes la consideran la Miguel Cabrera del fútbol.

“Si lo quieren tomar así es un gran honor, Miguel es un gran deportista”, señala.

Otra coincidencia, Miguel Cabrera dio inicio a su carrera en el beisbol estadounidense en Miami, con el equipo Marlins de Florida, y desde julio la futbolista estará en esa ciudad con una beca para estudiar en la Universidad Estadal de Florida y jugará con el equipo Seminoles que representa a la institución universitaria.

FÚTBOL Y COMUNICACIÓN SOCIAL

Además de jugar fútbol también iniciará estudios de Comunicación Social, “me gustan las redes sociales, estar en la televisión, entrevistar a grandes deportistas”.

No obstante, aunque dentro de cuatro o cinco años se gradúe como comunicadora social, en sus planes no aparece ejercer de manera inmediata esa profesión, sus proyectos están encaminados a continuar jugando fútbol, y hacerlo profesionalmente en Europa.

Para todos esos planes y proyectos recibe el total apoyo familiar, un grupo que siempre ha estado relacionado con el deporte, pues explica la señora Irene que Richard Castellanos, padre de la futbolista, practicó beisbol y llegó a representar al estado Aragua, aunque no incursionó en el profesional, mientras ella se ejercitó en ciclismo, voleibol y básquet, pero no con tanta dedicación, y el hermano, Álvaro, continúa jugado fútbol en la universidad.

“Gracias a Dios (Deyna) tiene su norte claro, y sabe que si no estudia no puede ser un ser humano completo”, señala su madre, y añade que “a pesar de ser muy jovencita, tiene muchas actividades a las cuales se dedica. Aparte de estudiar inglés, ir al gimnasio (sus estudios en el liceo y las prácticas), logra mantener una vida muy ordenada y cumplir con todo eso”.

Cursa el último año de bachillerato, mención Humanidades.

Hasta que fue convocada por primera vez a la selección, su actuación transcurrió en equipos de varones, ya que entonces el fútbol femenino era algo nuevo y no había torneos que reunieran a equipos exclusivamente para ellas, participando con la Escuela Juan Arango, al que admira y de quien ha recibido muchos consejos.

Aunque intervenía en equipos de varones, Deyna sobresalía entre los niños, a tal punto que, recuerda su madre, “cuando era pequeña íbamos a sus juegos y siempre los papás y mamás le decían a sus hijos (jugadores de equipos rivales) que no la vieran como a una niña sino como un niño, sin ningún tipo de consideración por ser niña. Ella les hacía muchos goles” y había que hacer lo posible por detenerla en la cancha.

Esa es una característica que con el paso del tiempo, y sus actuaciones en torneos, ha mejorado, a tal punto que cuando se acerca a los 17 años de vida ya suma 30 goles en competencias internacionales.

De los cambios desde su irrupción en el Mundial de Costa Rica hasta el Suramericano de Cabudare dijo: “En lo que me siento distinta es que a veces me reconocen públicamente.

Pero en el resto sigo siendo la misma chica alegre, coqueta y sociable. Me importa desarrollar la capacidad de aprender de mis errores y no repetirlos. Todos los días crezco como persona”.

JUAN CERMEÑO/CIUDAD CCS