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Declaran tres días de luto en Nepal por víctimas de terremoto

Decretadas por el primer ministro Sushil Koirala, estas luctuosas jornadas son la expresión protocolar de un dolor que se acrecienta con las horas, según se dimensiona en su real medida la tragedia provocada por el sismo, el peor en los últimos 80 años
 

Golpeado física y anímicamente por el terremoto del sábado, que hasta la fecha deja como saldo más de cinco mil muertos, Nepal vive este miércoles el primero de tres días de luto.

Decretadas por el primer ministro Sushil Koirala, estas luctuosas jornadas son la expresión protocolar de un dolor que se acrecienta con las horas, según se dimensiona en su real medida la tragedia provocada por el sismo, el peor en los últimos 80 años.

Las autoridades temen incluso que el colosal sacudón de hace cuatro días supere los estragos del que en 1934 segó ocho mil vidas en la pequeña nación del Himalaya.

El propio jefe de gobierno dijo que según avancen las tareas de búsqueda, las víctimas mortales podrían llegar a 10 mil.

La cosecha letal del terremoto también podria aumentar porque los hospitales están desbordados, faltos de materiales y de sangre para transfusiones. Algunos están teniendo problemas para eliminar una cantidad infrecuente de desechos médicos.

Están, por otra parte, las condiciones de insalubridad que por lo regular genera un desastre de esta magnitud. En Katmandú ya se hace notar la falta de agua potable y en muchos barrios pueden verse largas colas de mujeres y niños con baldes plásticos, esperando sus raciones del vital líquido.

Hay zonas donde también se habla de escasez de alimentos y de artículos de primera necesidad, mientras algunos hospitales capitalinos y del interior han reportado una inusual cantidad de casos de diarreas.

El simple acto de dormir se ha convertido en un martirio. Decenas de miles de personas en Katmandú han pasado a la intemperie las cuatro noches transcurridas desde el terremoto, bajo improvisadas casuchas de cartón o láminas plásticas, y cubriéndose del frío con periódicos o lo que encuentran a mano.

Las mantas son un lujo que llega poco a poco, bien de los fondos de emergencia del Gobierno o de los cargamentos que han enviado varias naciones. La mayoría de los damnificados van con la misma ropa que llevaban al momento del descomunal movimiento telúrico, de 7,9 grados en la escala de Richter.

Con todas las implicaciones del caso, los apagones son también una constante en la capital y en las demás localidades afectadas por el sismo.

Aunque el Gobierno no ha aventurado un cálculo sobre el monto de las pérdidas materiales, es de general consenso que será de varios miles de millones de dólares.

La Oficina de Naciones Unidas en Katmandú estima en ocho millones los damnificados por el sismo en todo el país, una cifra que incluye a muertos, heridos y a quienes perdieron viviendas y otras propiedades.

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