Opinión

Covid-19 y geopolítica

Deseo subrayar que el presidente Maduro ha dado una gran muestra de pedagogía política y liderazgo al tomar urgentes medidas para controlar al covid-19, un enemigo que avanza peligrosamente afectando a la población más vulnerable, los pobres y los viejos. Sea cual sea su origen y la fuerza que lo ha puesto en movimiento, esas medidas defensivas son imprescindibles.

Vivimos un matrimonio perverso entre neoliberalismo y maltusianismo, cuyo denominador común es el miedo. Desde hace tiempo vengo diciendo que el totalitarismo neoliberal viene sustituyendo al ser humano por el individuo, a la sociedad por los mecanismos de mercado que han reforzado el poder de los monopolios transnacionales; a los consensos democráticos basados en acuerdos políticos, por pactos mafiosos en los que el elemento cohesionador es el miedo y los nuevos sujetos son las organizaciones mafiosas cuyos capitales asociados al capital financiero y al poder militar son el bloque de poder mundial que oprime a la humanidad y a la naturaleza.

Hace 8 años, Christine Lagarde, presidenta del FMI, planteó la reducción de las prestaciones sociales y la prolongación de la edad para las jubilaciones, “ante el riesgo de que la gente viva más de lo esperado”. Un tiempo atrás, Kissinger postuló: “controla los alimentos y controlarás a la gente; controla el petróleo y controlarás a las naciones; controla el dinero y controlarás el mundo”. Los presidentes de EEUU se guían por estas orientaciones y es obvio que las recomendaciones de Malthus para controlar el crecimiento de la población (guerras, desastres naturales y epidemias) están muy presentes.

Se ha dado una transformación del campo de batalla y la guerra biológica constituye un componente esencial ¿Será casual que haya aparecido en China y desde ahí se vaya desplegando por el mundo? En horas ha obligado a los gobiernos a decretar el abandono de las calles y el confinamiento de las personas en sus hogares y un pueblo rebelde como el venezolano, pero también disciplinado y consciente de los peligros, ha obedecido de inmediato. Hay que reflexionar sobre esta variante del campo de batalla. Nos enfrentamos a delincuentes y ya ese otro criminal de guerra, Milton Friedman, declaró: “En estado de shock lo políticamente imposible se hace políticamente inevitable”.

 
 

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