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Conozca el origen y estructura de las bandas criminales colombianas

Tras la desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), bajo la ley de Justicia y Paz entre 2003 y 2006, se originaron en Colombia grupos y bandas criminales que el gobierno bautizó como bacrim y, que más recientemente reconoció como crimen organizado.

La postura del gobierno colombiano parece pecar de simplista ante unas estructuras delictivas complejas, que poseen control de territorios y actúan en unos 350 municipios del país, lo que podría dificultar su combate y amenazar la seguridad de cara al posconflicto, según analistas y expertos.

En medio del proceso de paz en La Habana, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) han reiterado la amenaza a la paz en que se constituyen estas redes delincuenciales, considerados paramilitares por los insurgentes.

El Ministerio de la Defensa de Colombia registra dentro de estas bacrim tres estructuras grandes, 36 medianas y otras 400 menores diseminadas por todo el país. De ellas, las más importante y peligrosa es el Clan Úsuga, que el pasado 31 de marzo realizó un paro armado con un saldo de nueve fallecidos, incluidos efectivos policiales y militares.

Ariel Ávila, investigador de la Fundación Paz y Reconciliación, establecen una clasificación de las bacrim según su origen y su estructura:

Tras la desmovilización de las AUC surgieron tres tipos:

1. Los disidentes, es decir, estructuras que nunca se desmovilizaron.

2. Los rearmados, es decir, estructuras que entraron al proceso, se desmovilizaron y luego de un tiempo se rearmaron.

3. Grupos emergentes, es decir, surgieron grupos que indirectamente se vinculaban a los grupos paramilitares, pero que tenían una génesis nueva.

Ávila explica que “entre 2006 y 2011 se dio la primera generación de estos grupos y en total llegaron a existir hasta 36 estructuras en el país. Luego de 2011, debido a un proceso de cooptación entre estructuras criminales y sobre todo producto del modelo de persecución de la fuerza pública, estas organizaciones comenzaron un proceso de adaptación criminal bastante particular y varias de estas redes se consolidaron”.

Estructura de las organizaciones:


Jerárquicas. Son cerca del 30% de las bacrim. Protegen testaferros, están al servicio de la extracción de rentas derivadas de la extorsión, la minería criminal, el contrabando, tráfico de armas y el control de rutas del narcotráfico. Mantienen vínculos con sectores políticos y judiciales, y financian campañas. 

Las redes neoparamilitares se caracterizan por tener una organización definida y jerarquizada con mandos de poder visible y especializado. Ejemplo, la parte alta del Clan Úsuga, jefes militares y políticos encargados de manejar las relaciones de la banda con otras organizaciones criminales y representantes del sector económico y productivo, políticos y la institucionalidad. 

Descentralizadas. Otro 30% de bacrim son de alcance regional. Son estructuras descentralizadas que mantienen una oferta criminal relacionada con el sicariato, y la intimidación a líderes sociales y defensores de derechos humanos. Venden servicio de seguridad privada ilegal a cualquier postor. Tienen mandos militares de alcance regional, en territorios definidos. Se diferencian de las primeras en que su organización es menos jerarquizada. Ejemplo: Las disidencias del Erpac (Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo de Colombia): el Bloque Meta y los libertadores del Vichada, en el oriente colombiano. 

Mercenarios. Representan 40% de las bacrim. Son pequeñas bandas de no más de 10 ó 15 personas. Su alcance es local y no defienden territorio. Se encuentran las pandillas y grupos delincuenciales que trabajan con el primero o segundo grupo de bacrim. Tienen un portafolio criminal amplio. Operan bajo una lógica de subordinación y contratación de otras bandas delincuenciales en los cascos urbanos. La oferta criminal cada vez hace menor uso de la violencia indiscriminada para generar terror en las comunidades.


Ejemplo: la “Constru” en el Putumayo.

El problema según apunta Ávila es que “los tres tipos de bacrim o neoparamilitares operan en una misma organización”.

 



 

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