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Venezolanos involucrados en el arbitraje salarial

Para entender por qué varios jugadores han recurrido a esta medida, primero se debe tener un buen conocimiento sobre la misma para interpretar la situación

 Tanto en la vida misma como en el béisbol, siempre hay oportunidades para pedir de buena manera, con base y fundamentos algo más de lo que estamos recibiendo. Dichas situaciones hay que aprovecharlas cuando se tienen porque son contadas y las razones deben ser las mejores. De esto se trata nada más y nada menos que el famoso arbitraje salarial, herramienta que pueden utilizar los peloteros para exigir -en conjunto con su representante- una mejora en su sueldo con base en el desempeño sabermétrico del pelotero.

Sin duda la sabermetría llegó para quedarse y cada vez es más detallista y profunda sobre el tema de conocer el verdadero desempeño y las reales características de un jugador, por lo tanto no hay mejor método para conocer cuanto debería obtener de sueldo un jugador de béisbol profesional. Podrá gustar o no, pero es una medida precisa y justa a la hora de definir detalles. Muchos debaten con que la comodidad y la estabilidad mental del pelotero tiene más que ver, pero eso es un tema para otra ocasión.

Básicamente, el arbitraje salarial surgió por la necesidad de que los convenios entre franquicias y peloteros que querían mejorar su paga porque sentían que lo merecían, no fuera tan mal manejada como se hacía previamente. Antes de 1973, fecha en la cual nace este instrumento, el Comisionado de la Major League Baseball era quien se encargaba de decidir si el jugador recibía o no el aumento, y como este tenía relación directa con todos los equipos, tomar una decisión para un lado o para el otro podría generar enemigos indeseados y casi siempre se decidía en favor de las divisas.

Es en ese año cuando el Síndicato de Jugadores de las Grandes Ligas hizo llegar este proceso a las oficinas de la MLB a través del convenio laboral que concretan cada determinado tiempo estas dos partes. En otras palabras, se le dio más presencia y poder al jugador sobre un área en la cual los equipos siempre tenían el control, el trato siempre tenía dos variantes: o lo tomas o lo dejas, pues a partir de ese momento todo cambió y el deportista podría pedir más según su rendimiento.

Sin embargo, esto no es así de simple y color rosa como se pinta, es un parámetro que evidentemente puede traer problemas con los equipos y, a pesar de que exista, se mantenga y se utilice, tanto equipo como jugadores muchas veces prefieren evitarlo, bien sea con clausulas en los contratos que permitan mantener satisfecho al jugador o que simplemente este no quiera meterse en algún lío. Aunque en algunos caso podría ser entendible.

Dick Woodson, lanzador de los Mellizos de Minnesota

El meollo del asunto no se encuentra antes o durante este proceso, es después, cuando se logró el sueño de cualquier empleado, ganar más de lo que ya está recibiendo. El primer jugador que hizo uso de esta herramienta fue un lanzador de los Mellizos de Minnesota llamado Dick Woodson, quien apenas un año después de ser implementada la medida, decidió pedirle 30.000 dólares al equipo en lugar de los 23.000 que le estaban ofreciendo. El documento pasó por el arbitro independiente designado por el sindicato y la MLB, y este decidió darle la razón al pelotero. Evidentemente, no conformes con esta decisión tomada, se deshicieron del serpentinero unos meses después.

Un proceso engorroso

Para activar el proceso del arbitraje salarial los jugadores deben seguir una serie pasos que comienzan con un primer acercamiento entre su contrato y su agente para ver cuanto podría ganar realmente con base en lo que ya le entregan. Esto solo si el equipo se rehúsa a pagarle más de lo que ya está ofreciendo al jugador y no se llega a un acuerdo de aumento. Una vez realizado el documento, la franquicia debe hacer lo mismo, el del pelotero deberá ser entregado a inicios de enero de ese año, luego de que haya pasado el plazo límite para ofrecer contratos, el cual siempre es a mediados de diciembre.

Una vez presentado, se deben esperar a las audiencias pactadas para inicios de febrero, pero antes quedará una carta por jugar. Los equipos y jugadores tienen una última oportunidad para mostrase sus respectivos documentos que validan el salario que debería ganar el pelotero de acuerdo a los datos sabermétricos para ver si pueden llegar a un último pacto que los aleje de los tribunales.

Si en esta última ocasión no se llega a un convenio, el caso pasará a manos de tres árbitros designados (anteriormente era solo uno) luego de que el agente explique su razón en el tiempo estipulado de una hora. Estos árbitros, seleccionados de una lista aprobada por el sindicato y la MLB, deberán decidir de acuerdo a una evaluación propia que se hace de la siguiente manera: Lo primero será conseguir la mitad de las dos cifras, tanto la que ofrece la divisa como la que exige el pelotero, por ejemplo, en el caso de que el equipo ofrezca 5 millones de dólares y el pelotero pida 6 millones de dólares, la cantidad intermedia serán 5.5 millones de dólares y si la evaluación excede aunque sea por un centavo esta cifra, los árbitros fallarán a favor del pelotero y viceversa.

Luego de este proceso, el jugador y el equipo firman el contrato estipulado tras la decisión que se toma 24 horas después de la audiencia y lo que suceda después quedará en manos de ellos mismos.

FOTO REFRENCIAL

Cabe acotar que no todos los jugadores reúnen las condiciones para exigir esta demanda. El jugador debe haber permanecido en lo más alto del béisbol por al menos tres años para poder contar con esto y de allí en adelante tienen tres años para exigirlos, básicamente el pelotero debe estar entre los tres y los seis años de experiencia en grandes ligas para optar por esto. A excepción de los llamados “Super dos”, quienes por su gran desempeño y valorización lográn obtener este derecho.

La única manera de hacerlo fuera de los estándares básicos es que los equipos y los jugadores lo acuerden en sus respectivos contratos.

Daños Colaterales

Siempre se busca de no llegar a dichas audiencias por el tema de que los jugadores quedan expuestos por ciertas falencias y las sensibilidades se podrían herir, de esta manera de romperían ciertos lazos entre franquicia-jugador y todo cambiaría a partir de ese momento según la decisión tomada. Asimismo, es un impedimento para que los equipos puedan buscar agentes libres de última hora al cerrar sus plantillas en febrero.

Podría resultar muy difícil para un pelotero que le expongan sus carencias y debilidades en la cara para justificar porqué no deberían ganar más dinero del que creen. Además, todo suena muy bien cuando te explican lo bueno que  alguien puede hacer, pero resulta de mal gusto que resalten lo que no es capaz de ejecutar o donde donde presenta falencias.

“Graciosamente” en una estadística publicada en 2015, los equipos han ganado en un casi 60% de los casos, lo que deja totalmente expuestos a ciertos agentes y propios jugadores que pecan de inexpertos o que simplemente quieren inflar (económicamente hablando) al jugador. Además, en 40 años son muy pocos los casos con apenas 523 de ellos, una cantidad bastante baja de acuerdo a la cantidad de peloteros que se manejan en el deporte año tras año.

Casos como el de Dellin Betances, donde su propio representante quedó retratado como una burla al querer inflar el mercado y cambiar una filosofía con los relevistas que lleva casi 40 años, o como el de Marcus Stroman, quien perdió también su arbitraje salarial y quedó extremadamente resentido con los argumentos tan peyorativos en contra de él, proviniendo de su mismo equipo, algo que también quieren evitar en muchos casos la franquicia.

Stroman durante el Spring Training  

Los equipos también suelen librarse de estos términos ofreciendo en los contratos un dinero extra por arbitraje y por agencia libre para que el jugador obtenga una ganancia cómoda y estable.

Criollos en el panorama

En 2018 fueron 14 los jugadores venezolanos que evitaron el proceso del arbitraje, entre ellos destacan nombres como el de Freddy Galvis, Eduardo Escobar, Felipe Rivero y el propio Hernán Pérez, quien ha sido muy bien valorado por su manager, entre otros. Todos estos tuvieron un acuerdo con sus novenas para evitarse el proceso que implica el arbitraje salarial y por cantidades que no eran mucho la diferencia entre una y otra.

Esto representa también las necesidades de las organizaciones por agilizar los trámites de contratos entre jugadores y no cerrar sus planillas tan temprano, como se mencionó anteriormente.

Sin embargo, hay tres venezolanos que hicieron uso del recurso y si fueron a audiencias, y hasta la ganaron. El principal caso es el de Avisaíl García, un jugador de excelentes características, aportador con el bate, y con el guante en los jardines para el equipo de los Medias Blancas de Chicago. Este recibió una propuesta de sueldo de 5,85 millones de dólares pero él quería ganar 6,7 millones. Inició el proceso, no llegaron a un acuerdo, fueron a tribunales y ganó el toletero.

Avisaíl García  

Luego, figura el caso de Yolmer Carlos Sánchez, quien ganó su demanda al recibir 2,35 millones de dólares luego de una oferta inicial del equipo de 2,1 millones. Por otro lado, Eugenio Suárez fue el único que perdió ante los Rojos de Cincinnati, el criollo aspiraba obtene 4,2 millones de dólares y al final el contrato quedó en 3,975 millones.

Este año ha sido extremadamente movido con el tema de los arbitrajes salariales, algunos expertos en la materia aseguraron que no pasaba algo así desde 1990 y, a pesar de que no se halla un conteo oficial de los mismos, solamente en materia de venezolanos, se pueden encontrar 17 casos.

Esta tendencia quizás se vea influenciada por la cantidad de dinero que se está manejando en el mercado deportivo actualmente, no solo del béisbol sino de otras disciplinas importantes en el mundo, así como el fútbol. Aunque, sin irse muy lejos, casos millonarios como el de Aroldis Chapmann y otros jugadores de renombre como J.D. Martínez probablemente haya influenciado al resto de peloteros a aspirar ganar un poco más de lo que perciben, ya que cuando se observan los casos, a veces la diferencia ni siquiera supera el millón de dólares, por lo que quizás sea una excusa perfecta tanto para el jugador como para el representante de haber obtenido un ingreso extra. Además, “ganar siempre es bueno”.

Por este motivo es que quizás algunos equipos hayan encontrado viables el hecho de aprobarles el aumento de salario pedido, además de estar bien explicado.

Un caso extraordinario es el de los dos venezolanos clave que militan en los Astros de Houston: Marwin González y José Altuve, entre los dos no llegan ni a los 10.000.000  de dólares en sueldo y acaban de quedar campeones de la Serie Mundial con el equipo como principales protagonistas de un grupo hermético. Principalmente José Altuve pudiera ganar un caso de arbitraje salarial de manera sencilla sin exagerar el precio de manera estratosferica.

Sin embargo, estos jugadores se mantienen pasivos en estos casos por temas desconocidos, a pesar de que muchas veces se ha tocado el tema sobre el bajo salario que obtienen en comparación a otros jugadores menos influyentes.

José Altuve – Prensa Astros de Houston

A pesar de todo, esto no se debe convertir en un juego o costumbre. La mayoría de los equipos de la MLB tuvieron al menos un caso entre sus filas. Entonces, ¿Quiénes lo están haciendo mal? ¿Los equipos al no analizar bien la propuesta salarial de un jugador con base a su rendimiento sabermétrico, o aquellos que por cualquier u otra razón quieren ver si pueden obtener algo más de ganancias en un mercado evidentemente inflado? La respuesta solo la dirá el tiempo, por ahora, este es el año con uno de los movimientos más grandes en temas de arbitraje salarial desde que fue implementado por primera vez.

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