Opinión

Rumores y firmas

Recordarán muchos de ustedes que el domingo pasado escribí un breve comentario sobre las amenazas de agresión y la campaña sicológica, y preguntaba si en el Ministerio de Educación estaban conscientes de la oleada de rumores que circulaba, y cómo estaba influyendo en el ausentismo escolar por temor de los padres

Recordarán muchos de ustedes que el domingo pasado escribí un breve comentario sobre las amenazas de agresión y la campaña sicológica, y preguntaba si en el Ministerio de Educación estaban conscientes de la oleada de rumores que circulaba, y cómo estaba influyendo en el ausentismo escolar por temor de los padres. Sin embargo, no tenía idea de cómo se expandía. Al periódico llegaban los más inverosímiles, ¡aparecían cadáveres de niños sin vísceras y, en su lugar, colocaban billetes de cien! Tal fue su magnitud que, pese a los desmentidos de organismos policiales y de varias alcaldías, el fenómeno no cesaba. El presidente de la Asamblea Nacional debió referirse al caso, y por la noche del lunes lo censuró duramente el presidente Maduro. Las redes sociales los propagaban incesantemente. Aunque reciente investigación del Minci, los medios nunca lo hicieron.

Los rumores en Venezuela es un libro de Iván Abreu Sojo (Editorial Centauro, 1993) referido exhaustivamente al tema, que en otras latitudes ha sido estudiado y determinado en sus leyes, y contiene numerosos ejemplos de rumores que trastornaron la vida ciudadana, transitoriamente, y en determinados grupos sociales. Más adelante afirma: “Lo cierto del caso es que el rumor que compromete la seguridad de nuestros hijos… es un rumor recurrente”, y agrega que “…los periódicos venezolanos reseñan por primera vez la desaparición de niños en el año 1966, cuando se publicó a grandes titulares que habían desaparecido desde 1959… más de siete mil niños”, y, entre otros, relata el caso de niños secuestrados en un centro comercial, llevados a Colombia, ¡desde donde los regresaban sin ojos!

En esta oportunidad, la incesante campaña de rumores se ha demostrado que en su mayoría fue producto de la acción de mafias, de organizaciones con sentido político, para atraer y retener la atención en momentos de incertidumbre y de enfrentamiento a una campaña de agresiones de todo género contra Venezuela.

Finalmente, más gente gradualmente parece convencida de tales maniobras, que son falsos los rumores, incluso el viernes hubo una manifestación de centenares de madres protestando contra los autores (habían detenido a una mujer corresponsable y delató toda la historia conocida por ella). Es una buena señal. Parece que han cesado después de esas primeras reacciones. 

Puntos rojos

El Gobierno nacional anunció que llevará 10 millones de firmas a Panamá demandando la revocatoria del documento del presidente Barack Obama que denuncia que Venezuela es una amenaza a la seguridad interna y a la política exterior de Estados Unidos. Aunque hay quienes piensan que es puro papel, que de ahí no pasarán, se ha recordado que en cinco oportunidades anteriores en que Washington ha aprobado documentos similares, al final esos cinco países fueron atacados, invadidos u ocupados. 

Estas firmas se llevarán a la Cumbre de Panamá, que se instala el viernes 10 de abril, con la presencia de todos los presidentes y jefes de Estado de América y el Caribe junto a los más rígidos sistemas de seguridad vistos en la subregión. Se supone que nuestra embajada estará en los arreglos para saber cómo entregar los miles de cuadernillos con las firmas.

Todavía restan días para esa recolección, me temo que hubo dos errores u omisiones en ese proceso. El primero de ellos fue en la Asamblea Nacional, al no presentar el proyecto a la oposición parlamentaria; seguramente habrían propuesto cambios radicales, inaceptables, pero también es posible que las reformas hubieran sido potables, discutibles y, eventualmente, podía alcanzarse un acuerdo que habría terminado con la unanimidad en las firmas de los diputados. Se habría ganado mucho, un mensaje a todo el país, solo el extremo radical de derecha estaría negado a firmar, y era igualmente un mensaje al exterior, en primer lugar a la Casa Blanca, donde seguramente con los informes que les nutren los oposicionistas en Miami y los de aquí, habrían creído que solo encontrarían rechazo en la vanguardia chavista. 

Otro error fue haber pintado de rojo rojito los puntos para acopiarlas, que seguramente han atraído a la militancia y fervorosos partidarios movilizados, pero pocos de otros venezolanos. Supe de una influyente personalidad que debió hacerles la observación correspondiente y que hubo cambios en los puntos que debieron resultar más atractivos para mayor número de venezolanos. 

Simultáneamente se produjo en estos días importante movilización de rechazo a esa agresión, contra el imperialismo y demandando la revocatoria del documento. Fue una buena demostración de que el Gobierno no ha estado solo en esta lucha como debieron pensar en el Norte, y un mensaje al exterior, de la fuerza de esta condena. 

La pregunta que se plantea ahora es: ¿cuáles planes tendrán en Washington, donde tanto influyen los republicanos? Por supuesto, parece ingenuo pensar en su revocatoria, es posible que sean más cautos, que dejen el decreto en stand by durante un tiempo que, según los acuerdos en la cumbre, puede prolongarse y, finalmente, no aplicarse. 

Todo depende no solo de la cumbre y de la opinión pública mundial. No hay que descartar nada y estar conscientes: la agresión está en la esencia de imperialismo y, como he escrito aquí, nuestras reservas de petróleo y el “mal ejemplo” de Venezuela seguirán determinantes en su política y en su acción.  

Eleazar Díaz Rangel

/N.A

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