Opinión

Oportuna advertencia

  Por primera vez el presidente Nicolás Maduro les habló con absoluta claridad a quienes, desde el exterior, y aquí en Venezuela, intenten derrocar al Gobierno. Lo hizo el martes en la clausura del III Congreso de la Juventud Socialista de Venezuela. (JPsuv): “Señores golpistas: no se equivoquen con Venezuela porque les pasaríamos por encima con el poder popular”.

Recordó la acción de la ultraderecha chilena y de la estadounidense contra el gobierno de Salvador Allende, y quienes ahora piensan en repetir esa experiencia en nuestro país “…no tomaron un pequeño detalle en el 2002: la conciencia del pueblo venezolano y la moral de un grupo de militares, de profundo carácter popular y democrático que barrió el Pinochet venezolano”. Y les advirtió que si le llegara a pasar algo, el pueblo saldrá a la calle, “!a la carga!”, a radicalizar la revolución.

¿Cómo explicar esta posición presidencial? Pareciera que los servicios de inteligencia del Gobierno le informaron al presidente Maduro que las amenazas del presidente Trump, pese a las reservas de la mayoría de los presidentes de la región, siguen vigentes y habrían sido activadas, y se atrevió a advertir que “el Gobierno de Estados Unidos ya dio la orden de invadir militarmente a nuestra patria”.

No sé cómo valorarán estas declaraciones del Presidente en el Departamento de Estado y en la Casa Blanca, pues parece que no tienen visiones iguales respecto a Venezuela; mientras la línea de Trump es dura, de desestabilizar a Venezuela, y de sustituir su Gobierno en busca de democracia (sic), mientras, aunque parezca mentira, en el Departamento de Estado son más comedidos, promueven una política de acercamiento, pero manteniendo la distancia. Si esto funciona así, es de suponer que habrá dos maneras de entender esas advertencias y cómo responderlas.

Igualmente, Maduro dijo algo de suma importancia y actualidad, como fue considerar que actualmente se está jugando el destino de Venezuela y de América Latina. En efecto, en el supuesto negado que como efecto de la acción de Estados Unidos y de otros gobiernos de la región, comenzando por el colombiano, cayera el gobierno de Maduro, estarían condenados a situaciones similares gobiernos como los de Bolivia y Nicaragua, y un nuevo período de aislamiento y asedio de Cuba. Naturalmente, que en el caso de Venezuela no se produciría un típico golpe de Estado, pues aquí hay motivos para estar conscientes de que habrá una resistencia no prevista en el Comando Sur.

  • Ante la descarada complicidad del Poder Judicial brasilero con el gobierno, los medios más poderosos y los grupos económicos, cerradas las posibilidades de ser candidato, Lula renunció a esa opción, y le expresó su apoyo a Fernando Haddad, quien fue alto funcionario durante los gobiernos de Lula y de Dilma Rousseff. ¿Son transferibles sus votos? ¿No corren riesgos de un triunfo del ultraderechista Jair Bolsonaro, quien después de la puñalada avanzó en las encuestas?
  • Las divergencias en torno a la posición sobre lo que llamaremos “el caso Venezuela”, entre la Presidencia y el Secretario de Estado, uno no termina de entenderlas, pues dependiendo de la política exterior del Presidente, bastaría una orden o una destitución para resolverlas. Aquí, y supongo que en la mayoría de los países, es así. La Cancillería, o su equivalente, están sometidas a las políticas fijadas por el Presidente.
  • Las redes sociales siguen siendo vapuleadas donde quiera que se analicen. Difunden más mentiras que verdades y, sin embargo, a menudo son fuentes del periodismo. Hace poco se difundió el Informe sobre Noticias Digitales que recoge “la creciente desconfianza en las noticias compartidas por las redes sociales”, y en otro estudio, del Instituto Reuters “determinó que sólo 23% de los participantes confía en las noticias que encuentran en las redes sociales…”. En Alemania establecieron altas multas por difundir noticias falsas en las redes.
  • Desde aquí hemos tenido desconfianza de los militares de Brasil, que después de varios años gobernando ese país dictatorialmente, el Comandante del Ejército ofreció una declaración donde afirmaba, en intolerable injerencia en la política, que el Ejército no estaba de acuerdo con la candidatura de Lula. Las agencias no dieron cuenta de que hubiese habido reacciones.
  • Durante todo el siglo XX, las fuerzas de izquierda de Suecia han venido ganando todas las elecciones, hasta ahora, cuando la última elección reveló, por primera vez en el siglo, que bajó su porcentaje, mientras subía la opción de los partidos de derecha y ultraderecha. La primera explicación que dieron en ese país, es que fue una expresión de la posición anti-migración de la derecha, y que recoge un sentimiento creciente entre los suecos. Tendencia que se observa en toda Europa, con diversos matices.
  • Los colombianos lo que buscan es billetes con los emigrados que les han llegado. En estos días su gobierno pidió “un esfuerzo internacional” para obtener el dinero necesario, y pidió la creación de un “fondo multilateral de emergencia”, que reúna los dólares suficientes para ser administrados, y escamoteados, en Bogotá.

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