Mundial Margarita

Mentes macabras al servicio del neoliberalismo

Yenny Leal Herrera / YVKE Mundial

Uno, es un ilegítimo e írrito “autoproclamado”, títere del presidente xenófobo y racista de los Estados Unidos, la otra es una publicista y experta en márquetin de grandes corporaciones internacionales, que en su momento fue contratada por la administración criminal de George Bush Jr, para conseguir un ambiente comunicacional favorable a las intervención bélica contra Irak.

“Las guerras serán la brisa de libertad y democracia, las bombas y misiles bendiciones divinas para crear un mundo mejor, y los millones de muertos, heridos y refugiados -daños colaterales- de un futuro envidiable”, expresaría Charlotte Beers en el 2002, luego de los terribles eventos del 11 de septiembre.

Esta funcionaria, entonces reconocida como la nueva diseñadora de la política comunicacional de la denominada “Oficina de Influencia Estratégica” perteneciente al Pentágono, que no está de más decir, fue creada para producir y colocar noticias falsas favorables a los intereses de los Estados Unidos en medios informativos internacionales con la intención de justificar intervenciones armadas contra países soberanos, llenó de consternación a medio mundo tras sus declaraciones, que cerraban con broche de oro una de las presidencias más nefastas de Norteamérica.

Al leer algo tan retorcido y demente, no podemos dejar de pensar en las similitudes que tienen estas afirmaciones con las recientes declaraciones de Guaidó, que expresó ante las cámaras de televisión y de un grupo bastante nutrido de periodistas, que:“Los muertos no son costos sino una inversión en futuro”.

Resulta definitivamente imposible no asociarlos al mismo plan maquiavélico, pues tal parece que independientemente de los tiempos en que fueron realizadas tales afirmaciones, una necrofilia confesa y criminal pretende utilizar a la tragedia que es la muerte, como un vil instrumento de finalidad política.  

El pueblo que ponga los muertos y nosotros asaltamos el poder a costa de la vida de otros, ese es el mensaje implícito en las palabras carroñeras y vulgarmente descaradas de dos criaturas que parecen hermanitas, del mismo árbol genealógico o separadas al nacer.

Nadie gana en una guerra, pues de ella se favorecen exclusivamente los productores y distribuidores de armas, las grandes contratistas de las corporaciones mundiales y la economía neoliberal, esa es una triste realidad de la cual este tipo de gente tiene conocimiento, pero aún así no les importa, después de todo sueñan con cubrirse de gloria ante los gringos y con caminar sobre una alfombra roja, así a esta la inunde el llanto, la muerte y la destrucción de mentes de carácter criminal.

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