Opinión

El silencio, los silencios

Rodríguez Zapatero, expresidente del gobierno español, está ejerciendo un protagonismo democrático que encarna valores fundamentales en la política

“Han matado a 310 venezolanos en Colombia y nadie quiere hablar de eso” (Revista Semana de Bogotá).

1 Lo que priva es el silencio encubridor, envuelto en un alud de noticias falsas. Lo que los grandes medios de comunicación le imponen a la audiencia. La opinión que, capciosamente, emiten los voceros del status. Los analistas que hacen la noticia y la divulgan impunemente. Sin investigar lo que ponen a circular. Con desprecio por la verdad, que es la primera baja en tiempos en que los valores éticos son abolidos.

2 Lo que brota es la falsedad, que está montada sobre un poderoso andamiaje cuidadosamente construido. Por consiguiente, lo que priva es el silencio. Los silencios, que es la fórmula ideal para ocultar la realidad. Ejemplo, ¿cuántos se han ido del país? No hay cifras oficiales. O mejor, sí las hay, pero a capricho. Apuntaladas por largas filas de personas apostadas en determinados lugares de la frontera, indicados para hacer excelentes tomas fotográficas. Pero ningún gobierno de las naciones receptoras se compromete con información detallada, confiable. Lo que cuenta es la noticia sin respaldo. La información para impactar en el marco de una campaña destinada a confundir y a acabar con un gobierno constitucional y con la soberanía de una nación.

3 No se puede negar que hay un determinado número de compatriotas que ha migrado por diversas razones -incluyendo la política-, pero la mayoría lo hace por otras circunstancias, por motivos económicos y de tipo social. Pero lo que deliberadamente se oculta, y envuelve en el silencio, es que muchos de esos venezolanos no encuentran afuera la panacea que se les ofrece: seguridad personal, vivienda, alimentación, trabajo, respeto a su condición ciudadana. Al contrario, en ese paraíso virtual al cual han arribado se encuentran con el desprecio, con la xenofobia más cerril, con el racismo, con la humillación. Pero muy poco de este oprobio trasciende. El silencio se encarga de borrarlo. Ni siquiera los testimoniales dramáticos de los que a diario regresan al país, que son totalmente ignorados.

4 La muralla del silencio cerca a Venezuela y sirve para alimentar la feroz campaña contra el país. La mentira adquiere un valor irreversible. Todo lo negativo y lo malo que se diga sobre la situación venezolana tiene amplia acogida y garantía de difusión, con la seguridad de que será asumido sin mostrar prueba alguna de veracidad. Y todo cuanto sea positivo y bueno, que se diga sobre los logros del país en materia de seguridad social, de construcción de viviendas para el pueblo, de educación gratuita, de empleo y participación ciudadana, de respeto a los derechos ciudadanos, de inmediato es respondido con la burla, la negación o la descalificación más obscena.

5 Pero la muralla del silencio no es compacta. Tiene grietas a través de las cuales se filtran, de pronto, algunos hechos provenientes de la realidad. Es así que leyendo en estos días la revista colombiana Semana -sin ninguna simpatía por el chavismo-, me encontré con la perla con que encabezo esta columna. Una información sorprendente, pero sencilla, de una contundencia abrumadora: resulta que “en Colombia han matado a 310 venezolanos y nadie quiere hablar de eso”. Es decir, que un hecho de tanta gravedad es ocultado con el indudable propósito de que la feroz campaña contra Venezuela no sea afectada. Que el mito de la migración venezolana, de la fuga “humanitaria” que se resume en la búsqueda de mejores condiciones de vida fuera del país -que la derecha insiste en exaltar-, no sea desenmascarado. Pero siempre el silencio fracasa en sus propósitos arteros. Ejemplo, algo como la muerte no difundida, silenciada, de 310 compatriotas en Colombia, que buscaban en el vecino país la seguridad que no hallaban en su propia patria de acuerdo a una alienante campaña.

LABERINTO

1 Tiene razón el presidente Maduro cuando sostiene que Venezuela se ha convertido en el centro de la batalla contra el fascismo internacional. No hay duda que el fascismo, generado por la desesperación y angustia de la derecha, cobra fuerza. Ha anclado en un populismo con singular atractivo electoral. Europa, que se muestra interesada por el destino de la democracia -particularmente en Latinoamérica-, presenta un panorama inquietante: el fascismo se expande en su seno, y el fenómeno también tiene manifestaciones evidentes en este continente. En el leguaje de personajes como el presidente Donald Trump y en las tendencias represoras en naciones de la importancia de Brasil, Argentina…

2  Pero en Venezuela aparece en este escenario reivindicando la soberanía nacional, con claras propuestas anticapitalistas y planteamientos encaminados a fortalecer la democracia. Esta actitud del gobierno bolivariano coloca al país en el centro del debate y lo convierte en objetivo prioritario de los ataques de la derecha, lo cual explica que las agresiones provengan, por igual, de naciones europeas y latinoamericanas…

3  Rodríguez Zapatero, expresidente del gobierno español, está ejerciendo un protagonismo democrático que encarna valores fundamentales en la política. Es un socialista que está claro de donde provienen los tiros y no tiene complejos para actuar desafiando poderosos intereses políticos y económicos. Ha asumido con valor la posición de no incurrir en la misma actitud de dirigentes progresistas del mundo que se plegaron a la política de acabar con el proceso bolivariano venezolano, de facilitar una intervención militar, y de todo cuando significa avasallar a un pueblo como lo demuestran las experiencias deplorables de Irak, Siria, Libia y muchas otras. A Rodríguez Zapatero le cuesta caro mantener esta posición. Le han dicho de todo los voceros de la derecha, pero con dignidad y sentido de responsabilidad se ha mantenido firme en la defensa de sus puntos de vista y es, sin duda, una piedra en el zapato para la derecha y los apátridas. Para hacer lo que hace ha demostrado coraje y dignidad…

4  Los presidentes norteamericanos no aprenden lecciones. Con Trump se confirma esta sentencia. El poderoso gobernante hace el ridículo anunciando medidas de fuerza en contra de la movilización de hondureños, guatemaltecos, salvadoreños humildes -hombres, mujeres y niños-, que marchan como un ejército de condenados de la tierra, acosados por el hambre y los efectos de un clima implacable. Toda una epopeya. Pero el poderoso mandatario desde su puesto de mando amenaza con emplear al Ejército como si enfrentara a una poderosa fuerza militar, con el argumento de que los desarrapados inermes constituyen una amenaza para la seguridad de EEUU. ¡Qué ridiculez!…

5  En esa línea, caracterizada por la contradicción, está el bloqueo. Ahora ya no es Cuba el país bloqueado, sino Venezuela y Nicaragua. Cuando el expresidente Obama anunció el cese del bloqueo a Cuba, manifestó que esa decisión había sido un error garrafal porque luego de 50 años de bloqueo el régimen cubano había sobrevivido, y en vez de éxito le había significado a EEUU enemistades y críticas. Ahora Trump revive al fantasma. Evidentemente que la Casa Blanca parece tener un efecto embrutecedor…

6  El expresidente colombiano Andrés Pastrana, asesor de María Corina Machado, dice que a la candidata trataron de envenenarla en Guayana. ¿De dónde sacaría semejante necedad? Cuando se quiere pantallar no hay límites.

José Vicente Rangel

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