Internacionales

Dos continentes mirando a la izquierda

 

Europa y Latinoamérica, desde la izquierda.

“La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases” (Marx – Engels Manifiesto Comunista)

Europa se está reconfigurando políticamente, las contradicciones sociales, el auge de los nacionalismos, el desprestigio de los partidos tradicionales, y la falta de lucidez de la casta política, que actualmente sostiene y rige el sistema económico y político del viejo continente, además de la indignación de miles de afectados, hacen tambalear el estado de bienestar que impera en la base del mítico continente.

Son los países periféricos quienes sufren las peores consecuencias, altas tasas de desempleo, desigualdades sociales, nuevos fanatismos, xenofobia, grupos anti-sistema, deuda pública, entre otros, ponen de manifiesto una causal realidad emergente dentro del seno de la Unión Europea.

El auge de la izquierda y de los movimientos alternativos parecen encumbrarse hacía la toma definitiva del poder. En España, el avance de Podemos y el Movimiento de los Indignados, el triunfo de Syriza en Grecia, el avance con Die Linke y los verdes en Alemania, el Partido Demócrata italiano del primer ministro Matteo Renzi, el Partido Socialista en Portugal, y en Francia algunos escenarios similares, dan una señal de cambio en Europa.

Revolución Bolivariana, la chispa que incendia el bosque.

Luego de la caída del Muro de Berlín, el mundo observa con estupor el fin de una era que costaría muchos sacrificios a través de los largos caminos de lucha por la reivindicación de lo humano por encima del capital.

No tardarían en surgir ideólogos que apresuradamente dictaminarían un veredicto, asegurando que había llegado “el fin de la historia” y con él, el fin de las ideologías.

Abrióse paso a la ruta del neoliberalismo, la doctrina económica que pretende el saqueo de los países menos pudientes, a través de la lógica de la expoliación y subyugación económica e ideológica. Con el neoliberalismo vendría una brutal privatización, eje fundamental de su doctrina; los intereses agro-industriales se exaltarían en deterioro de las masas campesinas y obreras, mientras, que la incipiente ‘globalización’ también hacía su papel en el terreno ideológico, acompañado, en palabras del intelectual Ignacio Ramonet, por el Control de las industrias culturales y por el dominio de nuestro imaginario. (Un delicioso despotismo, año 2002) Todo indicaba entonces, que cualquier intento de resistencia estaba condenado a perecer.

Es en Latinoamérica que la idea de un mundo nuevo, de emergentes doctrinas y fenómenos sociales, dan sus primeros pasos, que no son consecuencia de la improvisación ni de la espontaneidad, pues es bien sabida la historia de lucha, organización y resistencia a lo largo y ancho del bloque latinoamericano.

Si bien el nacimiento del Foro de Sao Poalo, como una iniciativa del Partido de los Trabajadores de Brasil (1990) serviría como premisa de un cambio político que se vislumbraba, fue en el año de 1998 con el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela, que se empezaría a gestar la construcción de una alternativa política que reestructuraría el bloque latinoamericano, así como la perspectiva de la izquierda a nivel global. El camino de los zurdos empezaría su andar en la región, acompañado de Luis Inácio Lula da Silva en Brasil, Tabaré Vázquez en Uruguay, Evo Morales en Bolivia, Michelle Bachelet en Chile, Rafael Correa en Ecuador, Nestor Kichner en Argentina y por supuesto Fidel Castro en Cuba.

Fue con Chávez y la Revolución Bolivariana que emperezaría a tomar cuerpo la nueva dinámica. Producto de una enorme voluntad política que empezaría a materializarse con el nacimiento de organismos intergubernamentales, e instituciones que tendrían como sentido darle un viraje a la lógica política, económica, y cultural que imperaba. Así nacerían la Unasur como espacio regional integrado en diferentes aspectos, desde lo político, económico, social, hasta lo ambiental, entre otros; también la Celac, Petro Caribe, el Alba, y Telesur, solo por dar algunos ejemplos.

Mientras Europa, víctima de sus propias recetas económicas no escaparía a la crisis, la periferia empezaba a mostrar signos de desbarajuste e incoherencia, ¿la señal? España con un 25% de desempleo, y Grecia con una deuda pública de 315.509 millones de euros, equivalente al 176% del PIB y 68% de ella en manos de los Socios europeos y del FMI.

Estos países serían los primeros en manifestar los síntomas de un desastre. Es entonces cuando la juventud de estos pueblos, atraída por lo que sucedía en Latinoamérica, empezaría su andar por el camino de la construcción de una vanguardia y alternativa política, que si bien aún no está del todo materializada, ya empieza a dar sus primeros pasos con el triunfo de Alexis Tsipras en Grecia y el continuo crecimiento de Podemos en España.

Representantes de las principales agrupaciones vinculadas al movimiento de izquierda en España y Grecia, han mostrado su interés en lo que pasa en Latinoamérica, con su participación en diferentes cumbres y foros de la región, los actores de éstas fuerzas de cambio, por ejemplo, han sido protagonistas en jornadas como el Encuentro Latinoamericano Progresista (ELAP) que se organizó en septiembre pasado, en Quito Ecuador.

Importante destacar que la Unión Europea cuenta con 28 países miembros, el 80% de ellos presenta crisis económica y una deuda pública por encima de su PIB, presionando al Banco Central Europeo ha consentir la compra de 60 mil millones de euros en deuda pública mensual hasta el 2016 . La casta Europea en consecuencia, toma medidas febriles para evitar el auge de las protestas, y claro, el auge de la izquierda o de cualquier movimiento que capitalizase el descontento hacía sus políticas impopulares, y finalmente atentase contra la lógica política y económica actual de la Unión Europea.

Resistencia al cambio.

Los intentos por desacreditar a la izquierda y a los movimientos alternativos no se suprimen, todo lo contrario, en España la campaña contra Podemos arrecia, manipulaciones mediáticas en torno al partido y sus lideres van y vienen, y en virtud del triunfo de Alexis Tsipras se escucha con reiteración de boca de los principales actores de la derecha e incluso del PSOE la frase “España no es Grecia” evidentemente marcando una diferencia que insinúa un indiscutible temor al cambio. Previo a las elecciones en Grecia, Mariano Rajoy visitó en plena campaña electoral, a su candidato y socio ideológico Andonis Samarás, este también salió en defensa del bipartidismo durante una entrevista en el canal Telecinco, frente al crecimiento de otras alternativas políticas: “Los partidos tradicionales son los que han hecho grande a Europa”, aseguró Rajoy. Entre otras tácticas de los partidos tradicionales contra las fuerzas emergentes, se vincula a los movimientos y organizaciones alternativas con células y actores vinculados al terrorismo. La frase “caudillo” es también un recurso ampliamente utilizado en el léxico de la derecha.

Desafíos.

La restructuración política y social europea no dependerá de soluciones inmediatas, mágicas, e impróvidas, todo lo contrario, dependerá de un tremendo esfuerzo colectivo para buscarle solución a la profunda crisis que existe y que está incrustada, en las fallas estructurales que representa el capitalismo como fuerza hostil para las grandes mayorías, e incluso para el planeta como ente viviente. Les corresponde no perder el norte a los que toman las decisiones y mantener avivada la llama del cambio que amerita el orbe. La batalla en los años venideros no deberá ser otra que la batalla por las ideas, el nacimiento de instituciones ligadas a esta premisa, el entendimiento, la ética, el esfuerzo, y todo lo que se amerite en base a la construcción y organización de la nueva ética de transformación social que rija a las novedosas maneras de hacer política, con el vigor genuino del pueblo latinoamericano, las avanzadas plataformas tecnológicas y científicas europeas y la noble causa de los indignados del mundo.

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