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Conozca la trayectoria de Kelly Keiderling nueva embajadora de EE.UU en Uruguay

El presidente estadounidense Barack Obama designó a Kelly Keiderling como embajadora de su país en Uruguay. Inmediatamente, buena parte de los medios de información destacaron que se trataba de la misma diplomática que, en octubre de 2013, el presidente Nicolás Maduro expulsó de Venezuela, junto a otro dos miembros de la embajada, al trascender su vínculo con la oposición de dicho país, que incluían reuniones con integrantes de la oposición, financiamiento a través de ONGs y relaciones estrechas con la prensa.

Trayectoria

La historia de Keiderling tiene amplias implicancias en América Latina. Trabajó como agente de la CIA (encubierta) en Cuba, bajo la fachada de Consejera de Asuntos Públicos en la Sección de Intereses de EE.UU (directora de prensa y cultura en la USIS). Esto fue revelado y publicado en su momento por el doble agente cubano Raúl Capote. Después de un año de estudios de posgrado en la Universidad de la Guerra Nacional en Washington, DC, fue asignada a partir del 2006 a Chisinau, Moldavia, como Ministra Consejera en la Embajada de EE.UU[. Luego, trabajó nada más y nada menos que como directora de gabinete de la Oficina de Irak del Departamento de Estado. Todos espacios en los que se viene implementando una permanente injerencia del gobierno estadounidense en asuntos internos, sea por medio del “poder blando” (diplomacia, asistencia para el desarrollo, presión económica y asociación con medios de comunicación) o por la vía del poder duro (intervencionismo militar) como en Irak.

En el caso de esta trayectoria, es importante resaltar el vínculo entre embajadas de EEUU, ONGs y la promoción de la democracia. Mientras Keiderling estaba en Moldavia recibió uno de los informes del Comité de Relaciones Exteriores del Senado Estadounidense (22 diciembre 2006) titulado “Organizaciones No Gubernamentales y promoción de la democracia. ‘Darle voz a la gente’”. El eje del documento eran las “amenazas a la democracia” en países de la ex Unión Soviética, Cuba y Venezuela (entre otros). Para fundamentar esto, el informe adjunta una investigación de la National Endowment for Democracy (NED, organismo del gobierno estadounidense) que identificaba como principal problema el “acoso a las ONGs comprometidas en la asistencia para la democracia” en esos países. Allí se condenaba la decisión del presidente Chávez de llevar a juicio a activistas de ONGs como “Sumate” (liderada por Corina Machado). El gobierno venezolano argumentó que el problema era que Sumate estaba financiado por la NED, un organismo oficial de otro país, llevando a que un gobierno (el de EEUU) se metiera en asuntos internos de otro.

Su paso por Venezuela

Años después, Keiderling fue asignada como ministra consejera y encargada de negocios en Venezuela (desde julio del 2011 hasta su expulsión en octubre de 2013). Desde entonces figuró como la oficial de más alto rango de la delegación norteamericana ante el gobierno bolivariano, ya que ambas administraciones retiraron a sus respectivos embajadores en 2010.

Según lo investigado por Guy Allard, “un documento confidencial fechado de septiembre de 2011 firmado por Keiderling-Franz y filtrado en Internet, reveló con nombre y apellidos el contacto directo que mantiene la embajada con el derrotado candidato presidencial, Henrique Capriles con la embajada de Estados Unidos”.

Esta información adquirió mayor difusión en 2012, dando cuenta del operativo encubierto en Venezuela, donde Keiderling estuvo implicada: “El pasado julio[de 2011] los funcionarios del Departamento de Estado Simón Henshaw y John Mcnamara visitaron Venezuela y se reunieron con Armando Briquet y Juan Mijares (del comando de campaña del Henrique Capriles), Saúl Cabrera de la encuestadora Consultores 21, Carlos Tejera (Director General de Venacham), López Mendoza (de Fedecámaras), Jesús Machado del centro Gumilla. Janet Márquez de la ONG Caritas, Ricardo Villasmil y José guerra, quienes se desempeñan como asesores económicos de Henrique Capriles, Teodoro Petkoff, Laureano Márquez, Roberto Weil y Nelson Bocaranda, Ramón Guillermo Aveledo (secretario de la MUD), Miguel Enrique Otero (del periódico El Nacional), Vicente Bello (experto electoral de la MUD), el opositor René Arreaza y la diputada María Corina Machado”.

Más adelante, en octubre de 2013 Maduro ordenó la expulsión de Keiderling, junto a David Moo y Elizabeth Hoffman, vicecónsul y secretaria adjunta de Asuntos Políticos, respectivamente, evidenciando nuevamente los vínculos que estos tres diplomáticos habían forjado con líderes opositores. En su descargo, y antes de su partida, Keiderling sostuvo: “Si la acusación es que nos reunimos con venezolanos, es verdad, nos reunimos”, aceptó, aunque explicó que se trata de la misión normal de todo diplomático. “Por más importante que sea un gobierno, no nos relacionamos solo con él, también buscamos reunirnos con otros sectores del país para conocer mejor los problemas de la gente”.

El desembarco en Uruguay

Keiderling desembarca en Uruguay en un momento delicado para la región. El triunfo de la derecha en Argentina de la mano de Mauricio Macri, envalentonó al presidente paraguayo Horacio Cartes generando un clima de alta tensión en el Mercosur y configurando una nueva correlación de fuerzas. Entre los cambios que se avizoran en el nuevo escenario, emerge un muy probable re-acercamiento de varios países de la región a EEUU tras más de una década de crítico distanciamiento. En paralelo, comienza a sonar cada vez más fuerte una posible alianza entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico, el bloque liberal conformado por México, Perú Chile y Colombia, fuertemente alineado a la potencia norteamericana.

Al mismo tiempo, es preciso recordar la persistente propensión del actual presidente uruguayo Tabaré Vázquez a tejer vínculos con la potencia del Norte, lo cual pudo constatarse ver en 2006 con las negociaciones para cerrar un TLC –el cual quedó trunco por la presión social- en los pedidos de ayuda en el marco de las tensiones con Argentina por la instalación de la papelera Botnia, en 2008, o por su temporal adhesión al TISA, la cual no pudo sostener por la presión de organizaciones sociales y políticas que se oponían.

Alerta

Los antecedentes de Keiderling, sumado a la nueva coyuntura regional más las inclinaciones del mandatario uruguayo por alinearse al Norte, componen un cuadro que demanda, como mínimo, quedar alertas ante esta nueva designación estadounidense en el Cono Sur. Sin forzar arguemtno, es posible que estemos ante un nuevo intento de despliegue de la vieja estrategia del “poder blando”, orientada a la imposición de los intereses de Estados Unidos en la región valiéndose de la conexión entre embajadas, fundaciones y think-tanks tanto de EEUU como de América Latina.

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