Ciencia y Tecnología

Animales que fingen su muerte

Una rana sudamericana que hace un impresionante despliegue para fingir su muerte, según unos científicos.

Hace poco se observó que la rana hojarasca misionera (Ischnocnema henselii) del sur de Brasil hacía el muerto tendiéndose de espaldas, cerrando los ojos y estirando brazos y piernas. Las ranas mantuvieron su exagerada postura de muerte durante unos dos minutos, informó el equipo encabezado por el biólogo Vinicius Batista de la Universidad Estatal de Maringá, Brasil, en la edición de otoño de Herpetological Bulletin.

La conducta, nunca vista en esta especie, es más espectacular de lo que los científicos acostumbran a ver en otros animales. Sin embargo, no es infrecuente que las ranas hagan el muerto de alguna manera, dice Andrew Gray, curador de herpetología en el Museo de Manchester, Reino Unido.

El término técnico es tanatosis, y hacerse el muerto es una manera de engañar a los depredadores que observan el movimiento de presas potenciales. Y como sugiere la expresión inglesa, “hacer la zarigüeya”, este comportamiento no es exclusivo de las ranas.

Bombinas

Los sapos bombinas (Bombina spp.) de Asia y Europa también fingen estirar la pata de manera muy aparatosa. Cuando hacen el muerto, los sapos (pues así están clasificados científicamente) arquean el lomo y tuercen las extremidades para revelar las marcas de advertencia, amarillas o anaranjadas, que llevan en la parte inferior de sus patas. También se tienden sobre la espalda y muestran marcas parecidas en el vientre (de allí el nombre en inglés de fire-bellied toad o sapo vientre de fuego).

“Es una advertencia para que no se las coman, porque tienen potentes toxinas en la piel”, dice Gray.

Se infiere que la falta de movimiento que ocasiona la tanatosis puede centrar la atención del depredador en las marcas de advertencia o en olores pestilentes.

Al hacerse el muerto, este sapo bombina rueda de espalda y muestra su vientre, señal de que tiene toxinas.

Serpientes hocico de cerdo y zarigüeya norteamericana

La zarigüeya norteamericana o tlacuache (Didelphis virginiana) y las serpientes hocico de cerdo del género Heterodon son dos tipos de actores que emplean el olor en sus representaciones.

Una serpiente hocico de cerdo del sur (Heterodon simus) se retuerce en fingidos estertores agónicos.

Las serpientes, que a veces arrojan sangre al fingir que mueren, segregan un líquido maloliente de sus glándulas anales durante la tanatosis.

“El mensaje que transmiten es que tienen algo malo”, dice Gray.

Una zarigüeya norteamericana hace su mueca de muerte.

Cuando simula su deceso, la zarigüeya también atrae el olfato del depredador. Los animales muertos pueden albergar bacterias peligrosas y otros organismos dañinos, así que muchos depredadores evitan comerlos, instintivamente.

Araña ladrona

Fingir la muerte es una táctica de supervivencia bastante común entre los invertebrados, como hormigas, escarabajos y otros insectos; pero hay una araña que utiliza esta estrategia como conducta sexual.

Durante el cortejo, el macho de la araña ladrona (Pisaura mirabilis) ofrece a la hembra un insecto envuelto en seda. Si la hembra, que es más grande, intenta robar el alimento sin aparearse, el macho se hace el muerto y es arrastrado a una guarida junto con su obsequio.

“Parece que fingir su muerte y aferrarse al regalo le permite permanecer cerca de la hembra”, dice Trine Bilde, ecóloga evolucionista de la Universidad de Aarhus, Dinamarca.

Cuando la hembra empieza a comer, el macho vuelve a la vida y reanuda sus intentos de apareamiento.

Bilde, quien fue la primera científica en registrar la conducta, dice que la araña ladrona es el único animal conocido que se hace el muerto para inducir el apareamiento.

Algunos machos de mantis se paralizan cuando intentan huir de las hembras caníbales después de aparearse, “pero no para lograr el apareamiento”, señala Bilde. “De modo que sería una conducta anti-depredación”.

Kalingono de Livingston

También hay depredadores que hacen el muerto. Se sabe de dos especies de cíclidos que fingen morir o estar muertos para atraer a las especies carroñeras que depredan.

En las aguas del lago Malawi, en África oriental, se ha observado que el kalingono de Livingston (Nimbochromis livingstonii) se hunde al fondo del lago y permanece inmóvil sobre un costado, aguardando el momento de atacar.

Se piensa que la coloración irregular del pez imita la de un cadáver en descomposición.

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