Ciencia y Tecnología

ADN habla de los antepasados

 

La Universidad de Medicina Emory, en Atlanta, realizo una investigación donde entrenaron -condicionaron- a ratones a sentir miedo al olor de un cerezo en flor mediante el uso de shocks eléctricos, impidiendo que en ese período de entrenamiento  criaran. Una vez que tuvieron sus crías, su descendencia mostró  respuestas iguales de miedo al cerezo en flor, reacciones muy diferentes a otro tipo de olores y todo esto sin haberlos experimentado antes. Las siguientes generaciones mostraron el mismo comportamiento descrito. Este comportamiento se mantuvo incluso en los casos de descendencia mediante la inseminación artificial.

“Desde una perspectiva traslacional, nuestros resultados nos permiten apreciar cómo la experiencia de un padre o madre, incluso antes de concebir, influyen marcadamente ambas la estructura y la función en el sistema nervioso de generaciones siguientes”, asegura el Doctor Brian Días, del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Emory, uno de los especialistas encargados de la investigación.

Los investigadores están a punto de comenzar otros estudios más avanzados  para entender cómo la información llega a ser almacenada en el ADN  y también más estudios para saber si lo que ocurre entre ratones se puede trasladar a los seres humanos. Si esto es así, podríamos estar hablando de explicar muchas de las respuestas “irracionales” del ser humano como las fobias y esas sensaciones de regresión o “deja vu”.

Los resultados del estudio arrojan importantes consecuencias en el entendimiento y en el tratamiento de las fobias y miedos, ya que su origen puede ubicarse más allá, incluso de la fase de embarazo y aunque muchos especialistas ya están trabajando sobre esta realidad, el hecho de que existan estudios científicos son un marco que lo aleja y separa  de lo “paranormal” o esotérico y lo acerca a lo “normalizado”, eliminando  la posibilidad de la “cuestionada reencarnación”.

Por lo que: una parte de cada persona sigue viva en la genética de sus descendientes, y no sólo el gen que señala la enfermedad o el rasgo físico, sino que también marca una experiencia, buena o mala, traumática o feliz. Con esto se haría más claro científicamente la posibilidad de que “cierta información de la vida anterior” sobrevive generación tras generación y esto implicaría una diferencia en la forma de enfrentarnos a nuestra vida a partir de esta certeza.

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