10 consejos para mantener la calidad de vida pese a la hipertensión
Este 17 de mayo se celebra el Día Mundial de la Hipertensión, fecha establecida por la Liga Mundial contra la Hipertensión (WLH) y Sociedad Internacional de Hipertensión (ISH) con el fin de sensiblizar a la población sobre esta patología, que en muchas ocaciones conlleva al desarrollo de enfermedades cardiovasculares y renales.
1) Mantener el control médico:
Acudir periódicamente al médico le permitirá aclarar dudas y obtener información valiosa sobre su situación de salud. Aproveche la visita para informar al especialista sobre cualquier circunstancia extraña surgida durante el tratamiento.
2) Evita consumir alimentos ricos en grasas:
El consumo de grasa impide la capacidad de elasticidad de los vasos y genera mayor fuerza de contracción en el corazón.
3) Controle regularmente su presión arterial:
El monitoreo de su presión, siempre a la misma hora y bajo condiciones semejantes, le permitirá saber si está o no en riesgo de tener una crisis hipertensiva.
4) Asuma el tratamiento con responsabilidad:
Tome su tratamiento puntualmente y con regularidad, siempre siguiendo la dosis indicada por su médico. Además, recuerde que solo podrá abandonar el tratamiento tras indicación médica, aun cuando sus cifras de presión arterial hayan mejorado.
5) Evita el estrés:
Recuerde que tanto la tensión como el estrés son causas de hipertensión, razón por la cual es necesario llevar una vida tranquila.
6) Controle su peso:
Perder peso siempre será beneficioso para la salud, pues de esa manera bajarán los niveles de colesterol y usted se sentirá mejor. Tenga presente que será muy útil limitar la ingesta de hidratos de carbono y grasas.
7) Cambie sus hábitos alimenticios:
Procure consumir legumbres y alimentos ricos en fibra, como frutas de cáscara. Asimismo, sustituya las carnes rojas por pescado y evite el consumo de alimentos ricos en colesterol, tales como vísceras o huevos.
8) Disminuya el consumo de sal:
Tenga presente que las grandes dosis de sodio ayudan a la retención de agua, lo que conlleva a un aumento en el volumen de la sangre y de la fuerza con que el corazón la bombea, causando altas cifras tensionarias.
